2.Eufloria. Lecturas botánicas de la colección Kaluz
Marzo a septiembre de 2025


Eufloria. Esplendor floral en la Colección Kaluz reúne las representaciones florales más destacadas del acervo del Museo Kaluz en un recorrido por más de cincuenta obras de artistas mexicanos y extranjeros de los últimos tres siglos para ofrecer una muestra vibrante y luminosa que captura la energía del florecer y la efervescencia de la naturaleza.

Bajo el término “eufloria”, un concepto creado para describir el estado de exaltación y felicidad derivado del contacto armónico con espacios abundantes en flores, se presenta una nueva perspectiva de la Colección Kaluz sensible a los planteamientos ecológicos actuales. A través del universo floral se motiva una reflexión sobre las categorías artísticas y las estéticas dominantes que cuestionan la relación inherente de las flores con lo femenino, así como atenúan la visión antropocéntrica —aquella en la que el ser humano es el centro del mundo natural— prejuicios estos que han condicionado y restringido el acceso a la cultura floral.

En una actualidad dominada por la extracción de recursos naturales, donde se subestima y explota continuamente el mundo vegetal, esta exhibición propicia una reconexión con las flores. Más allá de ser meros elementos ornamentales en las obras de arte, se busca comprender y valorar su significado profundo, su misión fundamental en el equilibrio ambiental global, su influencia en la creación humana y su papel crucial en la representación de la vida.

La exposición es parte del programa curatorial Visiones Botánicas que busca promover la conciencia ecológica a través de la reconexión con las plantas y su significado en el arte. Se centra en la exploración, análisis y reflexión sobre diversos aspectos del mundo vegetal desde una perspectiva ecológica, artística y cultural.

SECCIONES

ABUNDANCIA
A lo largo de la historia, las flores han sido un tema recurrente que ha inspirado a numerosos artistas. Sin embargo, es común que este aspecto sea infravalorado o pasado por alto por los expertos, quienes suelen centrar sus análisis en géneros o movimientos artísticos olvidando la importancia de las flores dentro del arte.

No existe fruto sin flor. Por ello, las flores y los frutos que surgen de ellas se reúnen en esta cámara de maravillas naturales como alegoría de la potencia desbordada de la naturaleza, el dinamismo de lo vivo y el goce de los sentidos. Las composiciones cargadas de organicidad, densidad y exceso rebosan de la fruición asociada al gusto y a la dimensión olfativa de sus fragancias confrontando el concepto de lo que se conoce habitualmente como el género artístico de la “naturaleza muerta”.

BOUQUETS
De entre la extensa y fascinante colección de pintura de arreglos florales pertenecientes a la Colección Kaluz se muestra esta selección que condensa la floración exultante de las rosas, los alcatraces, las magnolias, las dalias, las flores de mayo y las gladiolas entre otras. Un abanico ilimitado de texturas, densidades cromáticas y contornos excedidos se manifiestan en una variedad de estilos pictóricos que transitan del naturalismo a la abstracción geométrica.

Aunque la pintura floral ha sido erróneamente considerada como un género menor en la historia del arte, no existe una forma mejor de acceder a la intimidad de la expresión artística y a su relación con la naturaleza y conocer la relación de los artistas con la naturaleza que cuando se representan flores y se logra, en el reducido espacio de un jarrón, contener lo incontenible. Pinturas enigmáticas, abundantes en mensajes ocultos, que son descifrables sólo para quien habla el lenguaje de las flores.

BALCONES, TERRAZAS, JARDINES
Estas tres maneras de organizar las flores en espacios para su disfrute han acompañado al ser humano desde la Antigüedad. Lo abierto del balcón, las vistas de la terraza y la intimidad del jardín son representados por las/los pintoras/es de la Colección Kaluz demostrando cómo la convivencia con las flores y la entrega a su cuidado es una forma de búsqueda de la felicidad conectada a la naturaleza.

FLORES DE MANILA
Entre 1565 y 1815 cruzó el océano Pacífico el Galeón de Manila, también conocido como la Nao de China, un barco que llegaba al puerto de Acapulco con productos traídos de Asia. En esta sección se reúnen un conjunto de obras para rendir homenaje a este contacto entre Oriente y Occidente y sus respectivas culturas florales.

El mantón de Manila fue uno de los productos asiáticos que causó sensación tanto en México como en España (destino final del Galeón de Manila). En él se bordaba sobre seda una de las flores más emblemáticas de Asia: la peonía. El traje de tehuana en México y el mantón flamenco en Sevilla son dos manifestaciones de la incorporación de esta flor a Occidente.

A CIELO ABIERTO
Un paseo por pinturas de exterior donde las flores se muestran en su contexto de nacimiento y desarrollo, mutando en el incesante fluir del ciclo natural. No obstante, existe una diferencia entre las flores cortadas, que han sido sustraídas de su unión con la tierra y que tienen el tiempo de vida limitado y las flores silvestres, que están unidas a la planta y, por tanto, se renuevan con el paso de las estaciones.

Aunque estemos acostumbrados a las corolas opulentas de las flores ornamentales, no todo en la flor es vistosidad. Las auténticas flores son a veces imperceptibles. Crecen entre las rocas, en los bordes del camino, bajo la luz del sol, soportando las inclemencias del tiempo y sin requerir cuidados para sobrevivir. Estas son las flores originarias, imparables en su florecer.

LA FLOR CAÍDA
Uno de los motivos recurrentes más misteriosos de la historia de la pintura es la flor caída. En la representación de conjuntos florales, artistas de todos los tiempos han mostrado una tendencia a incluir a veces una flor completa, a veces tan sólo un pétalo, separados del resto de las flores dando a entender que se han precipitado de forma natural.

Una multitud de interpretaciones han sido sugeridas para este recurso retórico. Sea entendida como una metáfora de lo perecedero o memento mori; como una muestra del tempus fugit, la fugacidad del tiempo o la belleza; como una señal de la excepcionalidad de lo singular o como un gesto nostálgico, la flor caída es una figura icónica de las representaciones pictóricas florales.