
2. Paisaje rural, urbano y paisaje arquitectónico
El paisaje como género pictórico autónomo surge en el siglo XIX, como se puede observar en las obras de los pintores viajeros que exploraron el territorio y en los trabajos de destacados maestros del género en la Academia de San Carlos, en un momento clave para la conformación de la identidad nacional. Tras la Revolución, el paisaje se convirtió en una herramienta para explorar la mexicanidad, enfocándose en las características regionales de la geografía, la flora y la naturaleza del país. Se representaron tanto plazas, monumentos y sitios arqueológicos, como valles, cerros, cañadas y llanos, tanto en áreas rurales como urbanas. Algunas obras integran edificaciones, reflejando el paisaje urbano y el proceso de industrialización y modernización que vivía el país. Un reflejo de diversas latitudes, esta sección presenta las distintas formas en las que el paisaje fue percibido desde diferentes perspectivas y narrativas.