FACETAS
El encuentro de obras de ambos países funciona para producir diálogos visuales y
marcar diferencias en intenciones y visiones culturales. Aquí se presenta también
lo subjetivo y lo expresivo en el paisaje, mostrando cómo artistas de los dos
países exploraron su propia individualidad a través de diversos recursos técnicos
y formales, en algunos casos mediante la reformulación de modelos de tradiciones
anteriores, y en otros apropiándose de elementos formales foráneos. La pintura
japonesa de paisaje –como ya se ha mencionado– nació en China, y desde sus
orígenes representa parajes imaginarios o adaptaciones del sitio real. En este
sentido la tradición de paisaje sino-japonesa más que una copia directa, concibe
la representación de la esencia o del espíritu de esos elementos que configuran la escena.
La abstracción en el paisaje no es, de ninguna manera, ajena a las producciones de México y Japón.
Los primeros años del siglo XX fueron un punto de inflexión en la experimentación con la abstracción
y la síntesis. Hemos seleccionado los casos de Fukuda Kodōjin 福田古道人 y del pintor español exiliado
en México Jesús Martí Martín.
En México tuvo un peso importante la crítica social en la pintura de paisaje, no así en Japón. Sin embargo,
hemos seleccionado un ejemplo de Hada Teruo 秦テルヲ que incluye este aspecto en la pintura de paisaje de la
corriente nihonga 日本画, aunque no sea un tema frecuente. Forman parte de esta misma sección, piezas que
muestran las relaciones del paisaje con la poesía y con el naturalismo.
LA POESÍA EN EL PAISAJE
La pintura, la caligrafía y la poesía han tenido en el arte japonés una relación histórica larga.
Para la tradición china que se continuó en Japón la pintura y la poesía no eran sino dos caras de
una misma moneda. El álbum plegable que se muestra aquí permite apreciar sus registros poéticos;
se trata de un hermoso ejemplo que combina la pintura de paisaje con un poema cada dos páginas.
En México la ilustración de poemarios fue muy frecuente. La posibilidad de compartir, escritura y
plástica, intensidades, colores, atmósferas, hizo de la alianza entre el arte visual y el escrito
un fecundo juego de correspondencias.
EL NATURALISMO LA REPRESENTACIÓN DEL PAÍSAJE
José María Velasco y Nakata Unki 中田雲暉 son dos creadores cuyo trabajo se alimenta de tradiciones artísticas,
botánicas y zoológicas europeas –y también chinas para el caso del artista japonés–. Sus piezas se caracterizan
por un importante planteamiento estético sin por ello renunciar al naturalismo científico.
El trabajo pictórico de Velasco hizo siempre de la investigación científica una clave en el desarrollo de su maestría plástica,
ejemplo de ello son los bocetos que ilustran las eras de la tierra. Se trata del exponente mexicano más representativo del naturalismo,
y su obra está asociada a la plenitud de la belleza que ofrece la creación artística virtuosa.
Nakata Unki –artista poco conocido– pertenece a la tradición de pintura naturalista que caracterizó a la escuela de Nagasaki y que a su vez se alimentó de los tratados de ciencias naturales europeos y chinos. El japonés nos brinda una hermosísima obra en dos rollos con el tema de pájaros y flores (kachō-ga 花鳥画), una de las temáticas principales de la pintura sino-japonesa.
