La llegada de Tin Tan a la Ciudad de México se vio coronada de un rotundo éxito; fue sin duda la estación
que marcó el gran salto en su prolífica carrera. En menos de un mes la XEW, el Teatro Follies Bergere y
el centro nocturno El Patio lo contrataron, anunciándolo como “el nuevo as del teatro cómico, que no es
igual ni se parece a otros”. Su presencia robó rápidamente el cartel incluso a cómicos consagrados.
Germán Valdés Tin Tan entraba a los escenarios por la puerta grande.
Su incursión por la radio como locutor e imitador lo dotó de una sofisticada creatividad vocal. Como cantante poseía una peculiar voz, con un manejo de rangos vocales diversos cuyo sostén de los vibratos y glissandos era impecable, casi tirando a operística. Versátil, incursionó en diversos géneros, lo mismo el corrido que el cha cha chá, la balada, el bolero, la cumbia, la zarzuela y el swing. Por otro lado, una de sus grandes cualidades era su agilidad mental para improvisar, no sólo su ingeniosa fusión lingüística, sino con el baile, la música, el canto y la actuación. Por algo manejaba con maestría el scat.